Con distintos matices y formas, el reflejo del espejo siempre dice la verdad.
Con sensibilidad y certeza nos vemos reflejados en una realidad estoica inamovible.

Aceptándote

Has aparecido aquí un día y te has hecho de mí
Apoderándote de mi alma, con la marcada sensatez
Que te caracteriza
Te siento junto a mí compartiendo mi mesa
Te acuestas junto a mí ocupando su lugar
Rió en las noches, al escuchar en silencio, como
atraviesas lentamente el salón
Amiga inseparable
Cómplice voraz
Testigo fiel de mis pesares
Me sorprende la mañana plomiza y gris
Acompañada de la más profunda oscuridad
Aceptándote al final (Como única voluntad)
Como la vida acepta al tiempo que inexorable
Transcurre, culminando con la muerte
Buenos días tristeza.

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