Con distintos matices y formas, el reflejo del espejo siempre dice la verdad.
Con sensibilidad y certeza nos vemos reflejados en una realidad estoica inamovible.

Enloquecí

Hacia el mar de tinta plasmada
En las manchas de dolor
Enloquecí, tratando de llevarlo

Sabes bien, que no podré sin ti, al lado mío
-te amare aunque no estés aquí-

Un cruel camino me espera
La pasma se hace de mi,
guiándome de manera feroz,
directo al abismo de desidia y dolor
cubierto de austera oscuridad

-te amare aunque no estés aquí-
Sabes bien, que no podré sin ti, al lado mío

Hacia el mar de tinta plasmada en las
Manchas de dolor
Se que ya nada ocurrirá
Si quieres juzgarme, saca afuera tu alma
En este mar de tinta, plasmada, en este mi dolor
Que enloquecí, tratando de llevarlo

Estando aquí sin mí

Me busco en algún sitio dentro de mí
Me busco en algún sitio y solo encuentro
Vacíos… vacíos de oscuridad y silencios

La soledad de ti
Me abruma
Me agobia
Me asecha
Me tiene.

Ahora se que nunca estuve aquí

Me duermo entre nubes
-tejidas con tela que nunca acaba-
Despertando entre dunas
Siempre aquí
Aquí.

Parte final de una carta

Los años y sus promesas transcurren
Enmarañándose de matices grises
Los sueños y amaneceres se desvanecen
en los ríos de misericordia divina haciéndose
ajenos y testigos marcándome el reflejo de este
maldito olvido.

Así son las cosas

Así son las cosas
Tu rostro iluminado
Tu mirada lánguida
Tu blanca sonrisa
Que escondes con severa perversidad sin saber tú
que embargas profundos sueños imposibles de llegar
de alcanzar
Te infundes miedos que hacen que no existan razones
para seguir disimulando detrás de la máscara de la sonrisa
tu tristeza que impávida se esconde detrás del silencio

Cuando un sueño se olvida
No significa que ha muerto
Y más aquí
En la tierra donde todo pasa
Pero no siempre algo queda

No confundas lo definitivo con lo pasajero
Aprende a diferenciar el dolor del sufrimiento.

Veras
Eres mujer
Eres resurrección
Eres tiempo
Eres una gran historia de amor

Cuando un día al despertar te acuerdes de aquellos días,
sabrás que así son las cosas (pero tú sin saberlo)
Deja que el tiempo corra y vive –hazlo-
Por que la vida tiene estas cosas, de ver también
con los ojos del alma.

Circulo destino

Invadido de misantropías
Me refugio detrás de las
Palabras tratando de hallar
La respuesta que se haya
Envuelta en misterio

Me encuentro cara a cara contigo
Frente al espejo rebelándome
Los híbridos instantes de la verdad
Y los labios resecos de soportar toda
Esta prosapia

No me invoques… deja que duerma
Tras los visillos del olvido que al pasar
El tiempo camina lento anclándose
En la historia

No me clames… no inflingas culpas
Si aquí solo estamos tú y yo
(Pero que eres tú)
Y los siglos transcurren y de nuevo
Esta retórica.

A través del tiempo

Los cotidianos padecimientos acechan bestialmente
Ante la procura de la realidad
Marcando a fuego mis epílogos, atentando contra las
Líneas transversales de los hexámetros

A decir verdad, he padecido desde quien he sido,
Desde aquel hombre europeo sin idioma y sin rostro,
Soportando la condena del tiempo que me ha muerto
En el olvido

Ha pasado la aurora y el sepulcral pasado
Se invade de nostalgia y de memoria
(Y de tu otra ausencia)
Que decae nuevamente aquí, sobre este tiempo,
Sobre quien en esta vida he de ser

Y... Solo cambia el escenario, en la escena de la muerte
Queriéndote encontrar

Rey

La niebla espesa y gris
Se interpone insipiente
Cubriendo todo estado llano

Las sombras se ocultan
Tras ella buscando avanzar
Profanando a la herejía

No importa los siglos de su espera
(Aun se preparan lentas)

Y mi alma en los estribos como
Fiel espectadora

Silencio

Escucho gotas de lluvia caer
Sobre el tejado
La tarde anuncia
Su fin.
El otoño lleva a su paso los últimos cadáveres
Y sus vestigios.
La soledad no es más que un juego de animes
Convexos esperando vencer
(Por cierto he perdido ya un razonable número
De batallas)
Pierdo el equilibrio tratando de hallar uno de
Los lados que imposibilite la caída
(Siento frío)

Paso

Tu piel fulgor incesante,
Brillo incandescente,
Huyes de los días sin fin, inalterable
Cómplice voraz
Irrumpes los atisbos de la inocencia
Para dar paso a los irremediables
Simientes de mujer
Tan poderosamente imprescriptibles